Preciosa medallas de San
Venancio , se ven pocas de este Santo.
No se si se ha subido a los altares del Medallero, bueno , queria hacer un poco de historia sobre este Santo.
Fuente Foto :
http://www.tradicioncatolica.com/index.php/2007/05/18/18-de-mayo-san-
venancio/
Camerino, ciudad del ducado de Espoleto, junto á la Marca de Ancona, fue patria, y al mismo tiempo teatro, del glorioso martirio de San
Venancio. Desde la edad de quince años empezó este santo mancebo á desear con ansia que conociesen todos y amasen á Jesucristo. Este celo suyo contribuía á la dilatación de la Iglesia y á la ruina de la gentilidad. Llegó esto á oídos de Antíoco, que gobernaba aquella ciudad por orden de Decio. Y, como
Venancio supiese que le habían mandado prender, él mismo se presentó y le dijo que los dioses que adoraba no eran sino hombres y mujeres de vida estragada y disoluta, invención del diablo, para que en ellos adorasen el vicio; que no hay más que un solo Dios, Criador de Cielo y Tierra, cuyo único Hijo se hizo hombre y se dejó prender y matar para libramos de la servidumbre y dé la muerte que acarrea el pecado. Irritado el gobernador al ver que un imberbe joven osase vilipendiar en su presencia el culto de los ídolos, mandó á los soldados que le prendiesen y atormentasen del modo más cruel que imaginar pudieran. Empezaron los verdugos por azotarle con tanta fiereza, que hubiera muerto en este martirio si no enviara Dios un ángel, el cual quebrantó sus prisiones y alejó á los que le maltrataban. Pero estos desventurados, en vez de ablandarse por esta maravilla, más crueles que fieras, colgándole cabeza abajo, le quemaron el cuerpo con planchas encendidas, y le abrían la boca para que, recibiendo el humo, se ahogase. Muchos de los que presenciaban estos tormentos, viendo la constancia del mártir, se convirtieron á la fe, entre los cuales se cuenta Anastasio Cornientario, admitido después á la palma del martirio.
Antioco, admirado de que
Venancio no hubiese todavía muerto, quiso ver si con promesas y halagos le arrancaría de su propósito. Viendo que nada podía conseguir, le llamó y trató de inobediente á sus órdenes, mandando que le partiesen los dientes y las quijadas, y le echasen en un muladar. Le sacó de allí un ángel; y como le hubiesen llevado ante un juez para oír su sentencia, hablándole
Venancio en defensa de la religión cristiana, cayó el juez de su tribunal y murió diciendo que el Dios de
Venancio era el verdadero, á quien todos debían adorar, desechando los ídolos.
Antioco, luego que llegó esto á su noticia, mandó que
Venancio fuese arrojado á los leones, los cuales, olvidados del hambre y de su natural fiereza, se postraron á sus pies lamiéndole la cara, predicando el mártir entre tanto la fe de Jesucristo al pueblo que había concurrido á aquel espectáculo, y exhortándolo á que obedeciesen al verdadero Dios, supuesto que hasta las bestias fieras se amansaban reconociéndole como á su Señor, traspasando las leyes de la naturaleza por cumplir en todo su divina voluntad. Desesperados con esto los verdugos, volvieron al Santo á la prisión.
Al día siguiente, un santo sacerdote, llamado Porfirio, se presentó á Antioco y le dijo que aquella noche había visto en sueños á todos los que bautizaba
Venancio cercados de gran resplandor, y á Antioco en tinieblas. Enfurecido Antioco, mandó luego que le degollasen, y que á
Venancio arrastrasen por lugares llenos de cardos y espinas. Medio muerto salió
Venancio de este martirio; á otro día le despeñaron, y tampoco quiso Dios muriese su esforzado confesor. El gobernador, ciego ya de ira y de cólera, y cada vez más empedernido y desatinado, dispuso que nuevamente le arrastrasen por lugares ásperos y pedregosos á mil pasos de la ciudad. En este martirio consiguió su corona; obrando antes el santo mártir un prodigio, que fue con la señal de la cruz sacar agua de una piedra para apagar la sed de sus verdugos. Muchos se convirtieron á la fe á vista de esta maravilla, á los cuales, juntamente con
Venancio, mandó degollar el gobernador en el mismo sitio.
A la ejecución de los Santos se siguieron grandes terremotos, y una tempestad de truenos y rayos tan espantosa, que Antíoco, aterrado, huyó, mas no pudo escapar de la venganza divina, pues al cabo de pocos días murió desastrosamente. El cuerpo de San
Venancio y los de sus compañeros sepultaron honrosamente los fieles, y hoy día se veneran en una iglesia que se dedicó á San
Venancio en Camerino.
Celébrase hoy la fiesta de San
Venancio por decreto del papa Clemente X. Baronio dice que las actas de este santo mártir, que vio en Camerino, están llenas de inexactitudes, de las cuales ha entresacado la Iglesia lo que hay de verdad para ponerlo en su Oficio. No debe confundirse este Santo con otro del mismo nombre, obispo y mártir, de que habla el Martirologio el día 1.° de Abril. Los que dicen que el nuestro fue obispo, no advirtieron que tenía sólo quince años cuando fue su glorioso triunfo; que fue el año 253, en la sexta persecución de la Iglesia por el emperador Decio. Escriben de San
Venancio Pedro de Natalibus y Ferrari en Los Santos de Italia.
Fuente :
http://iteadjmj.com/SANTOW/
venancio.doc.
Reverso :El 18 de marzo de 1536 el humilde labrador Antonio Botta se dirigía a trabajar al valle de San Bernardo, provincia de Savona, cuando al cruzar un pequeño arroyo afluente del Letimbro, se detuvo a beber. Antonio había nacido en 1470, estaba casado con Catalina Cavaza y era padre de dos hijos, Masino, muerto a poco de nacer y Catalina.
Milagrosa aparición
El labriego se lavaba las manos a la vera del arroyo cuando de repente escuchó una suave y dulce voz que lo llamaba por su nombre. Al alzar la vista, vio descender del cielo, envuelta en radiante luz, a la mismísima Virgen Santísima.
El buen Antonio cayó de rodillas preguntando a la Santa Madre que era lo que quería y aquella, con suavidad, le respondió que debía encaminarse a la iglesia de San Bernardo para decirle a su párroco y confesor, fray Daniele Porro, que a partir del siguiente sábado debería organizar tres procesiones diarias en honor de Dios y de su Santa Madre. Antonio prometió hacer lo que se le ordenaba, finalizando la Virgen que al cuarto sábado volviese al mismo lugar.
Mensaje de Misericordia
Cumplido el pedido regresó Antonio el día indicado, 8 de abril, para encontrar a la Madre del Cielo de pie en el mismo lugar, vistiendo una túnica blanca y sonriéndole dulcemente. Y una vez más volvió a hablarle empleando aquella voz suave con la que lo había cautivado para decirle la célebre frase “Misericordia quiero y no justicia”, en alusión a las sangrientas guerras entre España y Francia que tenían a Italia por campo de batalla.
Santuario mariano
El suceso no tardó en ser conocido por los habitantes del valle y tanto corrió la voz que, en poco tiempo, acudieron peregrinos de todo el norte de Italia e incluso de la misma Francia, a visitar el lugar de la aparición donde, al poco tiempo, se erigió una pequeña capilla. Por ese motivo, en julio del mismo año, el Gran Consejo de Savona encargó al célebre arquitecto Antonio Sormano la edificación de un santuario dedicado a Nuestra Señora de la Misericordia, recomendándole especialmente que la cripta envolviese el lugar para colocar en ella, sobre la misma piedra desde la que habló Nuestra Señora, una bella imagen de mármol blanco.
Con las obras de edificación comenzaron, en forma paralela, las del contiguo hospicio de los peregrinos, verdadero palacio destinado a dar alojamiento a quienes acudían de tierras lejanas a venerar a la Virgen. Y a partir de entonces, los 18 de marzo los fieles saldrían en peregrinación desde Savona, cumpliendo el pedido que Nuestra Señora hiciera a Antonio Botta, recorriendo el trayecto que desde esa hermosa ciudad conduce al santuario, junto al río Letimbro, pasando muy cerca de la casa del labriego que aún se conserva intacta.
Pío VII visita el santuario
A ese santuario llegaron a orar personalidades de gran importancia, entre ellas, S. S. el Papa Pío VII, deseoso de cumplir su promesa de agradecer a la Santa Madre, a quien se había encomendado, su liberación luego de tres años de duro cautiverio en Savona y dos en Fontanieblau, en poder de Napoleón. El mismo Pontífice coronó solemnemente a la Virgen el 10 de mayo de 1815, en una emotiva y multitudinaria ceremonia.
Nuestra Señora de la Misericordia es patrona de las ciudades de Savona (Liguria), Ajaccio (Córcega), y desde el 8 de septiembre de 2002, del barrio de Caballito, en Buenos Aires.
Finalmente, conviene advertir que no debe confundirse a esta advocación con la homónima española, patrona de Burriana, que data del siglo XIV, cuyo manto protector extiende sobre los fieles.
Un saludo,
Fuente :
http://www.cruzadadelrosario.org.ar/mariana/25misericordia.htm